La respuesta a esta pregunta es
SI, solo es necesario un profesor de educación física con un nivel medio en una lengua extrajera que además domine el vocabulario específico de la asignatura en dicha lengua.
Y ¡ojo!, cuando digo nivel medio no
estoy pensando en titulaciones tipo B1-B2 si no que me refiero a alguien que
hable medianamente bien el idioma. Conozco profesores con nivel B1 que hablan la
lengua extranjera con soltura y profesores con B2 que son incapaces de hablar
con un mínimo de fluidez.
En mi caso, ya me he atrevido a
dar clases de educación física íntegramente en inglés en secciones bilingües, en
un centro plurilingüe y hasta a alumnos de otros países de habla no inglesa; y
en francés a alumnos de la escuela oficial de idiomas con nivel A2. Aunque mi nivel es B2 en inglés y B1 en francés,
os garantizo que no tuve mayores dificultades en este segundo idioma para dar
la clase y además pude comprobar que la comprensión por parte de los alumnos fue
muy buena también.
Esta primera pregunta era fácil
de responder, la difícil la planteo ahora:
¿Se puede dar una clase de
educación física íntegramente en una lengua extranjera y que los alumnos se enteren de algo?
Pues a esta segunda pregunta también
respondo que SI, eso sí, en este caso además de un profesor de educación física
con el nivel en lengua extranjera anteriormente mencionado, necesitamos que
haga una buena preparación de las sesiones elaborando material de apoyo que
facilite a los alumnos la comprensión de la explicación que está realizando el profesor.
Me estoy refiriendo básicamente a
material de apoyo visual (dibujos,
fotos, videos, esquemas, gráficas, etc.)
Tal y como comentaba en un
artículo anterior, la educación física es una asignatura excelente para impartir en una lengua extranjera ya que la carga teórica es baja comparada con
otras materias y durante las clases prácticas el profesor puede utilizar
fácilmente su cuerpo como ejemplo y apoyo visual a las explicaciones de los
gestos técnicos o movimientos a realizar. Además, también tiene la posibilidad
utilizar como apoyo visual la ejecución de la tarea por parte de un alumno o
llevar al gimnasio/polideportivo alguna imagen o esquema que le facilite la
comprensión de los alumnos.
Aunque, como acabo de comentar,
nuestra asignatura es eminentemente práctica, suelo incluir en cada
trimestre 1 o 2 clases teóricas (3 como
máximo, dependiendo del curso y de las unidades didácticas programadas) y en
estas clases considero absolutamente imprescindible la utilización de abundante
material visual de apoyo para que los alumnos se puedan enfrentar con éxito a
esta sesiones teóricas impartidas íntegramente en lengua extranjera.
En mi caso, utilizo
presentaciones en PowerPoint que incluyen palabras/frases clave, fotos,
gráficas y esquemas, o directamente contenidos de alguna web si tengo acceso a
internet.
Es importante además, ir haciendo
preguntas periódicas a los alumnos
para comprobar que efectivamente están asimilando la explicación.
Poco a poco he ido ampliando y
mejorando este material de apoyo y a día de hoy estoy realmente contento con
los resultados que alcanzan mis alumnos.
Recuerdo que durante una de mis
estancias en Canadá, haciendo un curso de formación para profesorado CLIL, la
mayoría de los profesores españoles pensaba que no era posible impartir clases
de su materia íntegramente en una lengua extranjera y que era imprescindible
apoyarse de vez en cuando en la lengua materna de los alumnos.
Los profesores canadienses
estaban literalmente atónitos de que pensásemos así en España y uno de ellos
(que hablaba cinco idiomas) decidió demostrarnos que podía darnos una clase (de
principio a fin) en una lengua desconocida para nosotros y que conseguiría que
nos enterásemos de todo. Ninguno de nosotros hablaba alemán así que ese fue el
idioma elegido.
Como si el reto no fuese
suficiente, nos dijo que no se iba a quedar en explicarnos cuatro cuestiones
básicas si no que pretendía demostrarnos que también podía transmitirnos
complejos.
Cuando llegó el “Día D” nos quedamos
perplejos. El hombre entró por la puerta con una sonrisa en la cara saludando
en alemán e inmediatamente todos respondimos… ¡en alemán!
Utilizando mucha expresión
corporal y un par de anotaciones en la pizarra se presentó, nos preguntó de uno
en uno como nos llamábamos y luego nos hizo saludar a nuestro compañero,
presentarnos diciendo nuestro nombre y preguntarle cómo se llamaba… ¡todo en
alemán!
Poco a poco fue recurriendo a más
material visual de apoyo que traía preparado para ir transmitiendo información
más compleja y tras 50 minutos de clase acabó explicándonos las principales
industrias de cada una de las provincias del país… todo en alemán... ¡y nos
enteramos de todo!
Fue una sesión de una hora y tres
años después sigo acordándome de como saludar, presentarme y preguntarle el
nombre a alguien en ese idioma (de las industrias de Manitoba sí que ya no me acuerdo :) )
Tras esta tremenda exhibición
pedagógica todos salimos de allí diciendo: “Es perfectamente posible impartir una clase
íntegramente en una lengua extranjera desde el primer momento a nuestros
alumnos españoles. Puede ser que yo no sea capaz de darla, pero me han
demostrado que se puede hacer”
El secreto del éxito está en
preparar a conciencia la clase y ayudarse de todo el apoyo visual que sea
necesario.
Si alguien tiene oportunidad de
asistir como alumno a una clase similar a la que os acabo de describir que no
se la pierda por nada del mundo porque no se olvidará de la experiencia en su
vida.
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